Los robots blandos pueden ayudar mucho a realizar diferentes tareas, muy diferentes unas de otras, y hoy hemos conocido uno especialmente interesante en su categoría.
Se trata de un proyecto de los ingenieros de Virginia Tech, especializados ya en robots que conducen, vuelan o nadan, todo gracias al uso de una piel de goma llena de metal que cambia fácilmente de forma.
Primero diseñaron un material que puede cambiar de forma y mantenerla tanto tiempo como sea necesario, siendo capaz en cualquier momento de volver a la forma original y de cambiar muchas veces sin problemas. El material creado tiene un endoesqueleto de elastómero, cortado en un patrón de triángulos que ayudan al polimorfismo. En el interior de este material hay una red de tubos que contienen una aleación de metal con un punto de fusión bajo, junto con un conjunto de calentadores.
Esta estructura puede combinarse con motores y otros componentes que ayuden al movimiento.
El robot comienza siendo plano, con el metal interior en forma líquida. Una vez comienza el cambio de forma, el metal se endurece hasta convertirse en un sólido, manteniéndolo en esa forma.
Al adquirir la nueva forma, el robot realiza la tarea y los calentadores se ponen a 60 °C para derretir el metal y comenzar a migrar de nuevo a su forma original, todo en menos de un segundo.
En las pruebas que vemos en vídeo es posible comprobar como el robot puede conducir por el suelo con una forma que parece un taco y luego transformarse en un dron volador.
Otro modelo se transformó en un submarino que consiguió bajar por un acuario para recoger canicas.
La investigación fue publicada en la revista Science Robotics.
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Autor: Juan Diego Polo