Una filtración de 124 mil documentos, que incluyen correos electŕonicos y conversaciones, revelaron el agresivo e ilegal actuar de Uber, en el período comprendido entre 2013 y 2017.

Infracciones legales cometidas a sabiendas, presiones a gobiernos, acuerdos con políticos y un mal trato a sus “socios conductores”, mediante explotación y prácticas violentas, revelaron la peor cara de la aplicación de transporte, durante su período de mayor impulso y expansión.

Filtración de mensajes confidenciales expuso prácticas ilegales de Uber alrededor del mundo

El archivo de cinco años, entre los que se pueden encontrar 83 mil correos electrónicos y otros mil archivos de conversaciones, fue revelado a la opinión pública bajo la etiqueta de “Uber Files”, tras ser cedido por fuentes a The Guardian y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.

La filtración de documentos cubre las operaciones de Uber en 40 países, justo en el período en el que la empresa todavía seguía a cargo de su cofundador, Travis Kalanick, quien tomó una actitud agresiva. Su propósito, comunicado y establecido como real meta de la empresa, era extender su servicio de transporte compartido a ciudades de todo el mundo, aún cuando hacerlo implicara infringir las leyes locales y las normas de taxis e incluso, a pesar de que la fórmula económica aplicada fuera insostenible en algunos países, sólo con el fin de socavar el mercado.

Entre los comunicados internos filtrados, resalta uno de la portavoz de Uber, Jill Hazelbaker, en el que reconoció los muchos errores cometidos por Uber bajo la dirección de Kalanick, pero señalando como salvedad que su reemplazo, Dara Khosrowshahi, «tenía la tarea de transformar todos los aspectos de la forma en que opera Uber» y ha «instalado los controles y el cumplimiento rigurosos necesarios para operar como empresa pública”.

A nivel interno, el estilo de gestión del cofundador de Uber no era bien visto y se quería dejar atrás. “No tenemos ni daremos excusas por el comportamiento pasado que claramente no está en línea con nuestros valores actuales. En cambio, le pedimos al público que nos juzgue por lo que hemos hecho en los últimos cinco años y lo que haremos en los próximos años”, señala la misma nota.

Opuestamente a lo señalado por Hazelbaker en aquel comunicado, sobre que Uber es una empresa reformada desde 2017, la empresa continúa operando bajo los mismos términos reportados hasta aquel momento. El supuesto punto de inflexión, que finalmente no impulsó cambios sustantivos, fue la renuncia de Kalanick como director ejecutivo, por cuestionamientos sobre la cultura laboral de Uber y denuncias de acoso sexual, discriminación racial y acoso.

A través de mensajes privados, los ejecutivos de Uber manifestaron un desdén sin filtros por otros funcionarios electos que eran menos receptivos al modelo de negocios de la compañía, señala también el reporte de esta filtración.

A pesar de lo señalado por aquel entonces, durante los últimos cinco años la empresa no ha dejado de cargar con sus más fuertes críticas, las cuales de momento han sido manejadas por la empresa con millonarios gastos en lobby y campañas de marketing, mediante las que pretenden poder seguir tratando a sus conductores como contratistas independientes, en lugar de empleados. Bajo esta misma línea, Uber recientemente rechazó una propuesta de sus accionistas para ampliar la transparencia en torno al lobby ejecutado por la empresa.

La legalidad de Uber ha sido un tema controversial en gran parte de los lugares donde su servicio opera, llegando incluso a manifestarse en el establecimiento de algunas regulaciones. Sobre esto, los documentos de Uber Files revelan por primera vez las campañas de lobby y relaciones públicas, avaluadas en $90 millones de dólares al año, mediante las que Uber buscó el apoyo de líderes mundiales, como el presidente francés Emmanuel Macron, con el fin de interrumpir la industria del taxi en Europa.

Otro caso referenciado en esta filtración hace alusión al hoy canciller alemán, Olaf Scholz, quien en aquel entonces era alcalde de Hamburgo. Scholz rechazó a los lobbistas de Uber, insistiendo en su exifgencia pagar a los conductores un salario mínimo. La respuesta de un ejecutivo, compartida internamente con sus colegas, se redujo a comentar que era “un verdadero comediante”.

Joe Biden, vicepresidente estadounidense por aquel entonces, era partidario de Uber en ese momento. Por llegar tarde a una reunión con la compañía en el Foro Económico Mundial en Davos, Kalanick le envió un mensaje de texto a un colega que decía “Mi gente le hizo saber que cada minuto que se atrase, es un minuto menos que tendrá conmigo”, denotando una actitud matonezca.

Incluso después de 2017, Uber ha mantenido activas sus operaciones en los países y ciudades donde los reguladores locales exigen que los conductores deben tener una licencia para operar un servicio de taxi y ser tratados como empleados de la empresa, salvo pocas excepciones.

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Autor: Nicolás Verdejo