En pasadas ocasiones hemos dicho que la educación es el principal motor para las transformaciones que requiere nuestro continente. Nuestra responsabilidad con el futuro de las nuevas generaciones exige que construyamos una educación que sea comprendida como un proceso a lo largo de la vida, en el que cada nivel tiene una importancia social fundamental.

Tradicionalmente concebimos la educación técnica y tecnológica como una educación superior de menor nivel, como una salida para las personas que no lograron acceder a la educación profesional universitaria o como un punto intermedio en el tránsito hacia el nivel profesional. Como sociedad tenemos que hacer un cambio cultural para rectificar esas percepciones y reconocer la importancia que debe tener la formación técnica y tecnológica para nuestros territorios. Dada su incidencia en el sistema productivo y en las formas de construcción del tejido social de las comunidades, la educación en el nivel técnico y tecnológico debe ser concebida como una formación estratégica para satisfacer las necesidades más urgentes de las regiones.

Potenciar las capacidades de las comunidades para que estas puedan desarrollarse de manera sostenible implica que la formación en general, y la técnica y tecnológica en particular, reconozcan la riqueza cultural y natural que existe en las diferentes zonas de nuestro país. Las instituciones de educación superior deberían orientar esta forma educativa desde el respeto y el diálogo con la sociedad y apostando siempre por el aprendizaje permanente de experiencias exitosas, como la del SENA y otras instituciones de calidad.

La Universidad Nacional de Colombia, como principal proyecto cultural, científico y colectivo de la nación, tiene mucho que aportar a la formación integral de la educación técnica y tecnológica en nuestro país, desarrollando actitudes ciudadanas y aptitudes cognitivas a este nivel. Al igual que la formación universitaria, la educación técnica y tecnológica debe estar bien fundada y construirse sobre los aportes de las 6 áreas del conocimiento, de manera interdisciplinar.

La formación integral en estos currículos requiere nuevos espacios de reflexión sobre la importancia de la formación ciudadana requerida para asumir la responsabilidad que implica gestionar socialmente este conocimiento. Sin habilidades de comunicación y comprensión de los problemas sociales, la educación se convierte en un recetario de soluciones preestablecidas que no permite aprender de las comunidades y que, sobre todo, no es capaz de adaptarse a las nuevas y diferentes realidades sociales. La educación técnica y tecnológica debe ofrecer diferentes perspectivas para la resolución de problemas, preparar para circunstancias que exigen capacidad de interpretación e innovación y reconocer la relevancia del desarrollo del ser humano más que el uso de las tecnologías, para ejercer un liderazgo colectivo y transformador trabajando en los diferentes contextos sociales.

El reconocimiento de la importancia de la educación técnica y tecnológica pasa también por una resignificación de su impacto social. Los egresados de esta modalidad de educación superior pueden jugar un papel clave en la construcción de paz territorial y en el desarrollo de una nación equitativa e incluyente. La educación técnica y tecnológica debe comprenderse como una alternativa legítima de realización personal y de formación a lo largo de la vida. Para ello debe brindar los elementos necesarios para que los futuros egresados desarrollen un proyecto personal en armonía con el proyecto colectivo. Las puertas de este nivel educativo deben permanecer abiertas permanentemente.

Las Universidades y la sociedad en su conjunto deben apostar por un cambio cultural que reconozca el valor de la educación técnica y tecnológica. Nuestra tarea como académicos es seguir construyendo, desde la colaboración, aportes que nutran el debate sobre esta formación y sobre su papel en la construcción del futuro del país.

En la UNAL, hemos abierto la discusión sobre la posibilidad de que, desde la extensión, nuestra institución aporte herramientas y criterios para fortalecer este tipo de educación ofreciendo programas que respondan a las necesidades de las regiones y que garanticen la formación integral de quienes han de contribuir, como técnicos y tecnólogos, al desarrollo material y cultural del país.

* Rectora, Universidad Nacional de Colombia.

@DollyMontoyaUN

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