Microsoft ha dado, según Tech Radar, instrucciones a los fabricantes de PC para dejar de instalar discos duros convencionales, los conocidos como HDD, y que en su lugar monten unidades de almacenamiento SSD en todos los dispositivos y equipos pensados para instalar y ejecutar Windows 11.

Esta regla, eso sí, es aplica exclusivamente a las unidades que utiliza el sistema para arrancar, que son aquellas en las que funciona el sistema operativo. No obstante, estos discos son en muchos casos el único sistema de almacenamiento de archivos de un ordenador, lo que quiere decir que serán una gran mayoría los equipos que montarán unidades SSD, ya que son también mayoría los equipos en los que se instala Windows. Y aunque todavía Windows 11 no está extendido de manera universal, este movimiento indica que a partir de ahora todos los equipos que se vendan llevarán SSD en detrimento de los HDD. Si no, no podrán instalar Windows 11, o las siguientes versiones.

El paso se ha dado probablemente para aumentar el rendimiento de los sistemas con Windows 11, aunque el fin último se desconoce, puesto que Microsoft no ha declarado públicamente qué razones le han llevado a tomar esta decisión. Pero según varios analistas, Microsoft ha dado a los montadores de equipos hasta finales de 2023 para hacer el cambio en las unidades de almacenamiento.