Entre Madrid y Segovia, esta calzada tiene un valor único y puedes seguir los pasos de los romanos de antaño.
Recientemente ha surgido el meme sobre que los hombres piensan muy a menudo en el Imperio romano. Lo cierto es que es muy difícil no hacerlo. Al fin y al cabo, nuestras ciudades y campos están plagados de restos de lo que otrora fuera el mayor de los estados que se encontraban en torno al Mare Nostrum (Mar Mediterráneo). Así, hay hallazgos sorprendentes sobre su tecnología que parece del siglo XXI en ocasiones, mientras que también contemplamos las obras que han quedado como parte de su legado con una cierta sorpresa y admiración.
En este caso os vamos a hablar de las calzadas romanas. De una, en concreto, escondida en el norte de Madrid.
La calzada romana de Fuenfría: la tecnología romana de infraestructuras
Lo cierto es que los romanos siempre destacaron por su increíble capacidad tecnológica. Sobre todo, en infraestructuras ya fueran de agua o de tierra. La canalización de distintos ríos o la creación de acueductos está fuera de toda duda. De hecho, en Segovia podemos disfrutar de un acueducto en un estado de conservación envidiable (gracias en buena medida a las labores de conservación que se han llevado a cabo sobre él).
Sin embargo, hoy os vamos a hablar de una calzada romana sobre la que vosotros mismos podéis pisar y que tiene un valor histórico incalculable. Sobre esa calzada, construida en el siglo I d. C., nos encontramos que han pasado ejércitos romanos y emperadores, pero también reyes 1800 años después. Por ello, se demuestra que su capacidad de crear obras públicas duraderas gracias a su capacidad tecnológica (y a la ingente mano de obra esclava de su sistema económico) estaba fuera de toda duda.
España ha usado durante siglos el trazado viario de los romanos. Este es uno de esos casos, aunque hoy en día solo sirve para circularla a pie. Así, construida en el siglo I d.C. en tiempos del emperador Vespasiano (69-78 d. C.), unía Segovia y Miacum (actual Collado Mediano) aunque en buena medida partía de mucho más allá con el objetivo de cruzar la sierra en el centro de España. En aquel tiempo, lo que ahora es la Comunidad de Madrid era un lugar económicamente agrario y sin grandes ciudades cómo sí ocurría en la costa del Mediterráneo. Sin embargo, el paso hacia el oeste y el noroeste peninsular era necesario, por lo que estas vías conectaban toda la Hispania romana.
La calzada romana fue reformada al gusto de Felipe V en el siglo XVIII, pero todavía conserva buena parte del trazado original. Es un camino totalmente recto y con una subida de unos 400 metros para salvar los accidentes geográficos propios de una zona montañosa.
De hecho, no es extraño que grupos de recreación histórica paseen por ella tratando de recrear de la forma más exacta posible. Ya sean grupos de recreación de tiempos napoleónicos o de la época romana. De hecho, existe comúnmente la prueba de tratar de aguantar una marcha legionaria de cerca de 30 kilómetros al día alrededor de estos parajes naturales de la parte madrileña de la sierra. De hecho, siempre puedes calcular las rutas con el Google Maps del Imperio romano.
Fuente info
Autor: Esteban García Marcos
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